top of page

El sueño del cinéfilo

El futuro de la animación digital en Colombia es incierto. Sin embargo, jóvenes talentosos generan proyectos que dan luces de un avance y de una técnica que se puede comparar con las grandes producciones internacionales.

Sara Aranzales es una joven de 17 años que ama dibujar y sueña con generar su propia empresa de animación digital en Colombia. Como muchas otras, piensa irse del país y volver después. No sabe cómo se financiará, pero tiene un talento que la técnica y la profesión no siempre pueden otorgar, solo mejorar. Para ver sus oportunidades y amenazas en el entorno audiovisual colombiano como futura empresaria, la Cámara de Comercio de Bogotá propuso un diagnóstico y plan de acción en 2010. De este, se puede concluir, que en el contexto colombiano sí es posible surgir como empresa de animación.

8-copia.png

Ilustración de la estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios, Sara Aranzales [Artista: Daniel Román].

Y aunque no exista mayor especialización en el ámbito de la animación digital en Colombia, las universidades también le apuestan a esta industria. Este es el caso del proyecto Lucecita de la Universidad de La Sabana, que es co-dirigido por Nicole Guerrero, realizadora audiovisual de 23 años. 

El proyecto lleva más de 9 meses en realización y tomó el trabajo de aproximadamente unos 20 realizadores digitales que aún son estudiantes. A esto se refería Lizarazo con el sueño. Producir contenido es una oportunidad para todos en este país. 

Por este motivo, otras universidades en el país están desarrollando grados técnicos y materias electivas para enseñar sobre la animación digital. Por ejemplo, apostándole a esta iniciativa en Bogotá se encuentran: la Universidad de Los Andes, La Universidad Nacional, la Universidad Javeriana , la Universidad Jorge Tadeo Lozano, el Politécnico Gran Colombiano y La Salle College.

El futuro de la animación en Colombia depende, entonces, de ciertas vertientes. Según Marcela Rincón, directora y guionista del largometraje “El Libro de Lila” estas son tres: la falta de escuelas especializadas en temas de animación; los altos costos de producción que tienen apoyo de entidades públicas pero rechazo por parte de empresas privadas que no tienen fe en los proyectos; y los pocos espacios de exhibición a nivel nacional.

 

“No solo es un tema de legislación, sino también de cultura”. Cuando llegó a esta conclusión, Jorge Luis Lizarazo se levantó de su sillón en la biblioteca y nos agradeció por la visita. Al salir pensó: “que trío de jóvenes tan extraños”.

daniel.png
alejandra.png
mava.png
bottom of page